Podría ser un título tremendista, luego de haber escuchado el ruido y el bochorno que producen los pésimos dembows difundidos por las cómplices estaciones de radio de la República Dominicana, empeñadas en aumentar la estupidez en detrimento de la música.

Quienes tuvimos el privilegio de disfrutar de Ganster Paradise, una lírica compleja de Calle 13 o el climax de la letra del rap Los 2 Olivos con N-fasis X Wilmer Roberts cuestionando la Religión como negocio, hacemos mueca cuando en la radio suenan ruidos de letras sucias, denigrando a la mujer, explícitas, sexo duro a las 5 de la tarde a merced de que la consuma todo el mundo.

La radio, desacatada, parece que es parte de un complot de maximizar la estupidez como forma de control social.

Los cantantes moldean sus voces hasta hablar como retrasados mentales, colocando «eles» donde van R y otras distorsiones, sumando a masas a las mismas letras tipo disparate que les llaman «líricas» y se autoobligan a llamarse «artistas».

No, nada de condena, no son culpables, los medios lo son y el pobre control del estado sobre tantos dislates y atentado contra el saber, que permite sentenciar a la extinción, todo plan de impulsar la creación, la música, los músicos, más allá de la cadencia fabricada por computadoras y a la inteligencia artificial.

Lo brutal, no es que exista letra mala, malísima, que en forma inmisericorde e impune se coloque en la radio del país, sino que el estado no tenga un plan para crear un balance, lanzando a la juventud a la estupidez masiva que permite, seguro, entre tanto ego desbordado en Instagram y tiktok, mayor control social.

Los pobres son relegados a soñar con querer ser artistas, los que casi todos duran 3 meses «sonando», haciendo rico a algún «promotor» que termina luego comprando millonario automóvil y hasta llamándose influencer; todo parece ser una fatal puesta en escena donde otra vez, pocos se enriquecen a costa de incluso, los que se creen el falso progreso de la mala letra, desembocando en más miseria, pues esta ha llegado a sus mentes, dañándolas para siempre.

Mientras, los medios, hoy, en pocas manos, mandan a sus hijos a estudiar a colegios caros, a veces hasta en Europa, dejando a los «artistas» encerrados en los barrios y los teteos, lejos de las torres de la Anacaona y los cocteles de los eventos «de verdad» donde no se escucha la «basura» dizque «musical» con la que hacen dinero, mucho dinero.

@fdo_buitrago
Fernando Buitrago 809-805-8343