Santo Domingo Este. En los últimos años, la política en Santo Domingo Este ha sido testigo de una triste realidad: los dirigentes del Partido Revolucionario Moderno (PRM) actúan de manera autodestructiva. Parecieran ser el caballo de Troya que, una vez dentro de la ciudad, se destruye desde adentro, como en la famosa guerra de Troya.

El PRM, un partido político que prometía cambios y una visión renovadora, parece haber perdido el rumbo en Santo Domingo Este. En lugar de unirse para trabajar por el bienestar de la comunidad, sus miembros se enfrascan en luchas internas y rivalidades que solo sirven para debilitar su propia estructura.

Esta actitud autodestructiva tiene consecuencias graves para los ciudadanos de Santo Domingo Este. Mientras los políticos del PRM se enredan en disputas de poder y se desgastan en guerras internas, los problemas reales de la comunidad quedan en segundo plano. Los servicios públicos deteriorados, la falta de infraestructuras adecuadas y la inseguridad ciudadana son solo algunas de las cuestiones que quedan sin resolver debido a esta falta de unidad y enfoque.

Es paradójico ver cómo un partido político que se presenta como la opción de cambio se autodestruye desde dentro. Los líderes del PRM en Santo Domingo Este parecen olvidar que la verdadera fortaleza de un partido radica en la cohesión interna y en la capacidad de trabajar juntos hacia objetivos comunes. En lugar de eso, se enfrascan en peleas internas, se lanzan acusaciones mutuas y parecen estar más preocupados por mantener su propio poder que por servir a la comunidad.

Esta autodestrucción política también muestra una falta de liderazgo efectivo dentro del PRM en Santo Domingo Este. Los líderes deberían ser capaces de fomentar la unidad, resolver conflictos y dirigir al partido hacia un objetivo compartido. Desafortunadamente, parece que en lugar de eso, los líderes están más interesados en proteger sus propios intereses y mantenerse en el poder, incluso si eso significa la ruina del partido y el deterioro de la comunidad.

Es hora de que los políticos del PRM en Santo Domingo Este reflexionen sobre su actitud autodestructiva. Deben dejar de lado las rivalidades y centrarse en el verdadero propósito de la política: servir al pueblo. La comunidad espera soluciones reales y un liderazgo comprometido, no peleas internas y divisiones.

Es necesario que los dirigentes del PRM en Santo Domingo Este se miren en el espejo de la historia y aprendan de los errores del pasado. Si continúan por este camino autodestructivo, solo estarán destinados a repetir los fracasos de aquellos que los precedieron. Es hora de un cambio real, de un cambio que se traduzca en acciones positivas y resultados tangibles para la comunidad. Solo así podrán recuperar la confianza de los ciudadanos y cumplir con la responsabilidad que se les ha encomendado.